martes, 20 de diciembre de 2011

2 Series Orwellianas 2011: Person Of Interest & Black Mirror


Este año, dos series se inspiraron en la idea orwelliana de un mundo custodiado a distancia 24/7/365  y la llevan a nuestros días, donde la omnipresencia de la tecnología y la hiperconectividad ya son parte importante de nuestra vida cotidiana. Aunque a diferencia de lo propuesto en la novela "1984", estas características ya no son vistas como elementos alienantes e intrusivos para “el pueblo”, sino como algo aceptado, e incluso deseado, por las mismas personas ¿Quién no ha caído en la tentación de publicar sus más nimias actividades diarias? La vigilancia digital hacia las personas ahora se complementa con la sobreexposición a través de las redes sociales, en una ecuación perversa donde ambas llevan a una progresiva deshumanización. Person of Interest (EEUU) y Black Mirror (UK) son series que abordan estas temáticas, tomando caminos divergentes, pero complementarios para la TV actual.


Person of Interest
Sobrevigilancia y justicieros urbanos


En Person of Interest (CBS), un excéntrico, el señor Finch (Michael Emerson, o Ben Linus de Lost),  ha desarrollado a pedido del gobierno estadounidense una “máquina” que vigila EEUU (gringos egocéntricos) a través de cámaras, identifica a la población por sus números de seguro social y la clasifica en dos grandes grupos: personas de interés y personas de no interés. Mientras las últimas son borradas de la base de datos, las primeras son aquellas que se verán relacionadas a una acción terrorista o criminal que compromete su seguridad, a lo más Minority Report

Mr. Finch, un hombre millonario.
John Reese, un hombre super rico

El señor Finch vendió su sistema al gobierno y ahora es millonario, pero se reservó una posibilidad de acceso a la “maquina” y en un arranque de filantropía se ha asociado a un ex agente de la CIA quien supuestamente está muerto, John Reese (Jim Caviezel, Conde de Montecristo y Cristo), para ayudar desinteresadamente a las personas de interés. Reese debe entrar en contacto con el “blanco” para descubrir por qué esta en peligro, evitar consecuencias fatales y obviamente enfrentarse al enemigo de turno. Puro desprendimiento envuelto en un terno Armani.

Forever Zorrón

La concreción de esta acción justiciera recae solo en estas dos personas, que actúan al margen del sistema, que ignora (y debe ignorar) por completo sus operaciones. En esto se hermana al formato clásico de series de dos protagonistas que cumplen una parte pasiva y una activa en la trama, respectivamente, aunque dependiendo de las circunstancias sus roles se adaptan a ellas y se flexibilizan.

La máquina es más sapa que el teletipo de facebook

El interesante montaje de la serie nos muestra secuencias de cámaras de vigilancia de la “máquina” donde vemos lugares al azar y en los momentos álgidos de cada capítulo, los lugares donde el caso se desarrolla. Si bien técnicamente es bastante logrado, es un recurso que hasta ahora se queda en la insinuación, sin entregar una visión o fomentar una reflexión. Pero a favor de la serie debo decir que tampoco es algo que sus realizadores busquen (esperemos que sólo por el momento). Ya vemos lo que pasó con la ópera prima de J.J. Abrams, que apostó al misterio por tanto tiempo que terminó siendo una gran decepción.

Epic Flop

Hasta ahora PoI ha sido un juego de ausencias. Sus personajes son un programador que tras obtener el éxito ecónomico al que la sociedad aspira, se ha apartado de la vida pública y un superhéroe protegido por la invisibilidad que le brinda su supuesta muerte. Las acciones conjuntas del par configuran una microtrama que la “máquina” no es capaz de ver, por el momento. 



Y esto que es muy positivo tiene un reverso en la ausencia gravitante de un trasfondo para esta dupla. La intuición de una trama horizontal más interesante que aquella que involucra a Reese siendo investigado por la Policía es la que nos mantiene viendo PoI. Por ahora disfrutamos con los muertos y los vivos que estos justicieros urbanos van dejando a su paso cada martes a las 23:00 por Warner Channel.

-Ehh...Mr. Finch ¿Cómo se hace el arroba?

Recapitulando, PoI es una típica serie de acción con un formato clásico de tramas verticales resolutivas en cada episodio. Aunque a ratos sea inverosímil que Reese sea tan seco, es muy ágil y entretenida si no te pones exigente. Tiene un ligero barniz de actualidad y una excelente factura, pero está lejos de revolucionar el formato de las series de acción. Nuevamente, esperemos que sólo por el momento.

A chaucha el muerto

Black Mirror Episodio 1 
“The National Anthem”:
Sobreexposición, redes sociales y escrúpulos*


*Contiene spoilers ¿Recuerdan ese gran disco llamado Kid A que Radiohead lanzó el año 2000? ¿Recuerdan la canción titulada The National Anthem? En ella, Thom Yorke cantaba en medio de una estruendosa música: “Todos, todos están alrededor/todos están demasiado cerca/estoy tan solo” estrofa que de alguna forma anticipó la contradictoria situación de las personas comunes en la inminente era de las redes sociales. Estas líneas dan en el clavo con la temática que aborda esta miniserie inglesa que conocí gracias a JNSP. Black Mirror (Channel 4) consta de 3 episodios autoconclusivos que exploran la alienación de la sociedad actual y como esta se distorsiona tras las pantallas que nos conectan al mundo y que nos acompañan desde que nos levantamos (ojo con la primera escena) y por parte importante del día.



Este primer episodio mezcla el fervor de las redes sociales con intriga política y dilemas morales. El conflicto se inicia cuando la Princesa Susannah, la regalona de Inglaterra, es raptada -S: y sus captores lanzan un video en Youtube en el cual piden como requisito para liberarla con vida que el Primer Ministro, Michael Callow, realice una acción tan insólita como chocante que debe emitirse para todo el país por televisión abierta-. Esta información se filtra al público y ese es el verdadero comienzo de la historia. No se preocupen, no he adelantado más de lo que se dice en los primeros 5 minutos del capítulo.

Princesa Susannah vía Youtube

A partir de esa premisa algo inverosímil se construye un retrato sarcástico y levemente distópico de una sociedad que no se aleja mucho de la realidad actual. Nos habla de como la opinión pública, a través de las redes sociales obtiene una influencia feroz, capaz de inclinar la balanza moral de un extremo a otro en minutos y a medida que el episodio avanza. Es ironía en su máxima acepción la secuencia de la reunión de pauta de un medio de prensa -S: que se debate entre informar, censurar y obtener la mayor ganancia posible de esta situación. Ojo con la periodista sin escrúpulos.-

UKN news: Está pasando, lo estás viendo 
(Y @christianpino lo está twitteando)

Si al inicio sentimos distancia con un cínico Primer Ministro que pregunta por el “guión a seguir” en esas situaciones, mientras Susannah clama por su vida a través de una pantalla de plasma, a medida que el episodio avanza sentimos pena por él. Porque absolutamente todo el mundo está alrededor suyo y a la vez está tan solo. -S: Y finalmente nos embarga la desazón más profunda al ver la resolución. Es paradójico que no sepamos si es la terrible petición de los secuestradores o la reacción de las audiencias frente a ella lo que nos da más nausea ¿Quién es el cerdo en esta historia? (Otro pensamiento orwelliano,  gentileza de su libro "La Granja de los Animales")-

¿Quién es el "cerrrrdo" en esta (otra) historia?

El primer episodio de Black Mirror nos basta para notar que es una serie salvaje. Y aterradora, porque refleja perfectamente a la masa cruel de la que somos parte: opinante, conectada, pero irreflexiva y que al momento de expresarse por la red se muestra totalmente carente de mesura. Es una serie que nos muestra lo peor de nosotros y nos los restriega en nuestra cara. Black Mirror corre los límites de la televisión para quienes hacen televisión y para los espectadores, literalmente, porque llegamos a un punto en que es difícil seguir viéndola, la sufrimos, pero el mensaje lo vale así que la vemos igual.

El Black Mirror de Piñera

No es anecdótico que al verla haya sentido el mismo tipo de incomodidad y padecimiento que al ver la rutina de Kramer en la Teletón 2011 (Chilena), aunque en una proporción menor. A pesar de ser una detractora de Piñera y su nueva forma de gobernars, de veras sentí lástima por Su Erselencia. Porque absolutamente todo el mundo estaba alrededor suyo y a la vez estaba tan solo. Muchos criticamos la rutina de Kramer, porque en comparación a las anteriores fue aburrida, pero valoramos aquella mención suya al conflicto estudiantil. 




Pero al ver Black Mirror comprendí que el acto de Kramer iba más allá de eso y agradezco que en vez de hacerme reír me haya dejado incómoda y cuestionándome un montón de cosas. ¿Que dirían aquellos que consideraron esa performance como una falta de respeto al ver Black Mirror? ¿Como actuaría nuestra sociedad si algo así pasara en Chilito? Apuesto a que no sería muy diferente. Sencillamente por eso que esta es una serie imprescindible para poder interpretar los tiempos actuales.

La verdad es que todos somos trolls

Resumiendo, estamos ante una ráfaga de viento fresco y atrevimiento que no necesita de una temporada de chorrocientos episodios para cuajar, lo que se agradece. Una serie cuyo primer episodio es recomendado y necesario para gente con criterio formado. Espero ansiosa poder ver (y me refiero a ser capaz de hacerlo, más que a conseguirme donde ver) los dos capítulos siguientes. El primero puedes verlo subtitulado aquí. C

2 comentarios:

  1. Está muy bien la crítica, pero encuentro que spoileaste demasiado black mirror. Precisamente lo más efectivo de la serie está en esos primeros cinco minutos desconcertantes. Vi el tercero y la historia es buenísima pero encuentro que le faltó una pizca de la mala baba del primer episodio.

    En esta misma línea yo incluiría Sherlock (BBC 1). Aunque está basado en las novelas de Conan Doyle, está sorprendentemente bien adaptada a estos tiempos de control social, redes sociales, cámaras de vigilancia, apps y mal gobierno, y recupera a unos personajes tan manoseados y cursis como Sherlock y Watson para volverlos totalmente fascinantes, sin llegar al tono caricaturesco del Sherlock hipeanabolizado y al Watson gay friendly de Guy Ritchie.

    ResponderEliminar
  2. Paula:
    Gracias por tu comentario tan dedicado. Spoileé algo de Black Mirror, porque considero que es muchísimo más que su premisa inicial y el factor sorpresa del inicio: sus dardos van por la sátira y la provocación que se desarrollan de inicio a fin. Y podría haber escrito todo lo que pasa y aun así no sería tan impactante como verlo. Pero explicitaré que hay spoilers para la gente que no gusta de ellos.

    Aún no he podido ver Sherlock, pese a que me la han recomendado mucho, por eso no la incluí. Por tu recomendación suena fascinante así que le pondré prioridad.

    Saludos!!
    C.

    ResponderEliminar